viernes, 31 de octubre de 2008

ACEPTANDO NUESTRO CUERPO FISICO

La concepción del cuerpo como un fin y no como un medio engendra miedo:
miedo de no gustar, miedo de ser perdedores...

No hay manera de escapar de este doloroso torbellino si no reemplazamos la
identificación con el cuerpo por la idea de que no somos cuerpos, de que somos
el amor que llevamos dentro, y ese amor es lo único que determina nuestro valor.

Nuestro peso corporal no tiene nada que ver con nuestro cuerpo sino con nuestra mente.

Si alcanzáramos un estado en el que sólo el amor y el cariño nos ocuparan la mente, y ni el pasado ni el futuro nos pesaran como una carga sobre los hombros , envejecer se convertiría en un proceso de rejuvenecimiento.

Espiritualmente deberíamos rejuvenecer a medida que nos volvemos viejos, ya que el único propósito del tiempo es que aprendamos a renunciar de una manera más coherente a nuestro apego a la forma.

Entonces el cuerpo se zambulle en la perfección de la vida, y se convierte en un instrumento sano y un objeto de alegría.

Sin embargo, como cualquier otra cosa, nuestra edad sólo cambiará después de que la hayamos aceptado tal como es.

Cambiemos de mentalidad. Recordemos que cuanto más vivimos más sabemos, y cuanto más sabemos más hermosos somos.

No importa cuál sea la enfermedad, la adicción o la deformación física, su causa está en la mente y sólo en ella se la puede sanar.

El mayor poder que nos es concedido, es el de cambiar de mentalidad.

Nuestro estado físico no determina nuestro estado emocional.

La experiencia de la paz proviene únicamente de la mente.


Extraido de la web. Escrito por Marianne Williamson